Más allá de lo obvio, existen alternativas curiosas. Claro que todo depende de si existe vida más allá de la tele. Pero seamos optimistas y asumamos que si, que esa vida existe. Y sigamos asumiendo que uno de los elementos de esa vida es el placer por la música. Y, para acabar, en un alarde de malabarismo imaginativo y supositorio (ops!) imaginemos que el interfecto o la interfecta es amante de la guitarra.
Uno de los dramas del guitarrista es la pertinaz sequía de púas.
Sequía que viene determinada por la implacable aplicación de las leyes de Murphy y de la ley máxima de la abuela: siempre que hagas una lavadora, se perderá un calcetín.
Efectivamente, las púas tienen una natural tendencia al ocultamiento debido a su intrínseca timidez.
A partir de hoy, eso dejará de ser un problema, ya que éste que lo es va a ofrecer gratis y, si me apuran, sin ánimo de lucro una idea que, de una tacada, solventará el problema del guitarrista y del regalador.
Se trata de: púas personalizadas.
¿Personalizadas?
Si.
¿Personalizadas?
Si.
Efectivamente, existen empresas que fabrican ese accesorio y que ofrecen servicios de personalización.
Por experiencia personal, puedo hablar bien de Steve Clayton.
Esta fábrica ofrece púas en diversos materiales, formatos y colores y permite su personalización mediante un pequeño programa web con el que subiremos las fotografías que deseemos incluir o crearemos los textos que hayamos ideado.
El interfaz es realmente sencillo y la experiencia es muy divertida. Recomendable de veras.
Una vez definida nuestra púa, podemos realizar el pedido que recibiremos cómodamente en pocas semanas. Los pedidos son de 100 unidades mínimo, lo que no es exagerado si contamos las que se pierden y las que, evidentemente, se regalaran.
No es Steve Clayton la única opción, evidentemente. Algunas adicionales:
Y, de paso, hemos aprendido cómo se llaman las púas en inglés.
Enjoy!
Publicado originalmente el 03/12/2007.
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