Joder si descargó! Para empezar, fueron puntuales; que eso sí que es ser rompedor, con un par. Señorío. ¿A las diez? Pues a las diez y el que no haya pagado la cerveza y las tapas, que se joda.
Con Raf Pulido sentado a la batería y recordando a Rockita, al tío Modes y a Costa (si no me falla la memoria) a voz en grito se desató todo. Espeluznante para empezar.
Hora y media larga de rock, denso, directo (a los cojones). Una gozada para los que estuvimos y participamos de ese momento histórico (que lo fue). Y un final apoteósico con Ciutat Podrida (un himno: El Himno del Rock Catalán; the only one) y La regla.
Una banda de esas que deberían de estar en el R&R Hall of Fame. Con un Raúl Pulido a la guitarra, enorme, mas chulo que un ocho, que, o no me entero de nada, o debía de estar flipando tocando con la Trapera y la guitarra del Tío Modes y con su señor padre a la batería (salvo su pinito de cantante solista en Nacido del polvo de un borracho y del coño de una puta); "aquí está el tío Modes" nos decía al pasear la Gibson por el escenario; como lo dijo al retirarse. Y es que hay cosas que son de bien nacidos. No me acuerdo en que canción se sentó al borde del escenario para marcarse el solo de guitarra; pero fue genial. Justo delante nuestro, de los tres vivapulubos que allí estábamos. Yo me quito el cráneo ante este elemento.
Al otro lado del escenario (según se mira a la izquierda) desparramaba su genio y figura Fosy, el guitarrista de Cancerberos, una auténtica bestia en el escenario, alucinante. Lo que se llama saber estar. Yo no he visto nunca a Cancerberos y después de ver a Fosy y a Julián con la Trapera, no veo el momento. Fosy fue el encargado de sustituir a Raf Pulido en la batería cuando bajó a cantar, mientras Morfi le sustituía a él en la guitarra. Me lo sigan. La leche.
El Subidas mantuvo ahí la cosa, con poderío y constantes subidas al frente del escenario. Como debe de ser. El trabajo de bajista es uno de los más cabrones en la escena rock. No eres el front-man (o guoman) como lo es el cantante... tampoco eres el killer que se espera de un guitarra de pro. Ni te puedes permitir ser un loco de la pradera como el batería que, siempre, tiene al menos el momento de gloria de lanzar las baquetas a la peña. Pero ahí está, aguantando, empujando, envolviendo. Le tengo debilidad a los bajistas, las cosas como son.
Morfi no pudo resistirse... después de situarse (como el Subidas) en la pantalla del centro del escenario (a punto de causarle un ataque al corazon a Julián de Cancerberos, jejeje) tuvo que bajar y subirse a la valla. Es lo que tiene ser el front-man. Allá estaba, tocándose con la gente de la Trapera, agarrado por detrás por el cinturón un por segurata, cuando echó mano atrás, soltó al segurata y se zambulló en la gente. No dejé de verle surfeando; si fuera menos modoso diría que fue el momento en que la Trapera, a través de su cara, echó ese polvo loco que dará vida a... ni lo sé ni creo que importe. Pero como soy modoso no lo digo.
El Gemelo Frenético me prohíbe acabar sin recordar el lapo de Julián a los cielos, ese lapo que vimos ascender y caer, si no en la espalda de Morfi, a pocos milímetros. Misión cumplida.
Grandes, enormes. God Save La banda Trapera del Río
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